Un equipo de verdad (no sus sucedáneos, la banda sin liderazgo –à la tuna- o el clan dominado por un capo –como la mafia-) no se improvisa. Necesita una Visión Compartida, un cierto grado de diversidad (que actualmente somos capaces de analizar, medir y gestionar), un proceso sistemático de análisis de problemas y toma de decisiones, un clima de confianza, unas ciertas reglas de compromiso, un plan de acción del equipo… Sin estas premisas, no es posible que un grupo de personas se convierta en un equipo de alto rendimiento. En el caso de los comités de dirección, los costes de oportunidad de no generar las sinergias adecuadas son enormes.
El hotel La Rosaleda, de la cadena Orient-Express, es uno de los más bellos que he visto en todos los días de mi vida. Está situado en Deiá, en el interior de la isla de Mallorca, una localidad preciosa donde viven, entre otros, el compositor Andrew Lloyd Weber o la modelo Claudia Schiffer, además de multitud de pintores. El hotel forma parte de la naturaleza. Cuenta con entorno apacible, tranquilo, hermosísimo. Las habitaciones son amplísimas, muy cómodas y el servicio espectacular. No me extraña que sea el favorito de los más exclusivos cuando visitan las Baleares.
En fin, que la experiencia de estos días en un entorno tan especial me reafirma en lo importante (y valioso) que es que un comité de dirección sea un auténtico equipo.