En el ejercicio 12, La campana ganadora (página 64), los autores tienen la amabilidad de citarme: “Los humanos somos seres necesitados de proyectos para nuestra supervivencia física y anímica, y por supuesto para dar lo mejor de nosotros mismos”. Les agradezco mucho la amabilidad, pero no creo que la cita sea original. Esta idea está en Victor Frankl (El hombre en busca de sentido), en José Antonio Marina, en Aristóteles… En cualquier caso, les estoy muy agradecido.
En la contraportada, escriben lo siguiente: “Abre este libro siempre que pienses que los niños son niños, que dependen de tu alegría y que crecen con tus besos. Si crees que no es así, no malgastes tu dinero, puedes hojearlo y volver a dejarlo en la estantería. O regalarlo a alguien que quiera vivir de nuevo en el corazón de los niños.
A veces los buenos hábitos –en la alimentación, en la higiene o en el comportamiento- resultan difíciles de inculcar. Este libro pretende que los padres, mediante unos juegos divertidos, eduquen a sus hijos a la vez que crecen con ellos”. Precioso. Valiente, sincero y muy al grano.
John Izzo nos propone vivir la “segunda inocencia” (la primera inocencia es la infantil, la natural; la segunda es elegida conscientemente, sin caer en la ingenuidad, sin desconocer el dolor, la insatisfacción, la derrota). Este libro es una magnífica guía para jugar con los niños, y para aprender de ellos. No conozco un texto mejor con este propósito. Absolutamente imprescindible para vivir mejor.