1. ¿Decimos la verdad pronto, abiertamente y con valentía?
2. ¿Nos consultamos a tiempo?
3. ¿Nos movemos rápidamente de la decisión a la acción?
4. ¿Somos más o menos la suma de cada uno por separado?
1. Intimidad. No es sólo un tema de parejas, sino de cercanía emocional. Cuando falta la intimidad, aparece la alienación (falta de conexión), la falsedad, el exceso factual (datos y no contacto).
2. Enfoque. Centrarse en las prioridades reales, las acciones para el éxito. “Sin visión, el pueblo perece”. La esencia de la estrategia es obtener ventajas competitivas (Michael Porter). El Cuadro de Mando Integral es una herramienta valiosísima.
3. Conversaciones radicales. De raíz. Esenciales. Según un informe de Harris Poll, un 42% de los empleados se sienten “quemados”, un 37% piensa que la dirección no es honesta ni íntegra, sólo un 29% que la alta dirección está comprometida con el desarrollo de los profesionales, menos del 50% le interesa lo que pasa en su organización. Terrible.
4. Posibilidades protegidas. Afrontar la realidad y ampliar posibilidades. Es la “presencia sin resistencia”, las emociones compartidas. Generar transformaciones a través del aprecio y el reto.
5. Provocar el futuro. Evitar las discusiones bizantinas, el apoyo difuso, las rigideces castrantes. Omar escribe que la alta dirección suele resistirse a las transformaciones porque son los guardianes del pasado.
6. Buscar Responsabilidad (Accountability). Es comprender qué debe hacerse, por qué y cómo hacerlo. Prototipos realizados rápidamente, delegación, implicación, desarrollo. La falta de responsabilidad evita destapar nuestra pasión latente.
7. Hábitos de vitalidad. Para ampliar la vitalidad, ser conscientes de lo que importa es vivir, utilizar la energía en los mejores momentos (por la mañana, por la tarde, por la noche), darnos cuenta de que siempre tenemos tiempo para lo que nos gusta, juzgar la vida por la calidad y no por la cantidad, evitar la insatisfacción perpetua, asumir retos, aprender constantemente, introducir lo nuevo y apreciar lo antiguo, gratitud, eliminar la hipocresía, estar aquí y ahora, regenerarse, desafiar lo improductivo, hacer conexiones personales, crear oportunidades, aprovechar el tiempo de los viajes, crear tradiciones y celebrar, invitar a la cooperación mutua, elevar la calidad del ser, aceptar los resultados. Maximicemos la energía para maximizar el tiempo.
8. Expresar el potencial. Los cuatro deseos más frecuentes de los líderes para liberar el potencial son mejorar las relaciones, ser escuchado, compartir mis sueños y poner mi pasión voluntariamente. Es ampliar el sentido de comunidad y desarrollar el talento. Omar reconoce que el talento obtiene 10 o 20 veces los resultados de los promedio. Y se hace eco de “la regla de los 10 años” (para dominar una disciplina). Los mejores trabajan más (los violinistas, 10.000 horas de práctica frente a 7.500 horas de los del siguiente nivel y 5.000 horas de los siguientes). “El Talento es la verdadera necesidad de practicar en un campo en el que nuestras capacidades obtienen una rentabilidad significativa”. Sí, es práctica deliberada. El libro nos recuerda las palabras de Robert Frost sobre las dos compulsiones del trabajo: el amor y la necesidad. “El talento es donde convergen el amor y la necesidad”.
9. Coaching para un crecimiento apasionado. Liberamos la pasión y aprovechamos nuestro potencial a través del coaching. Somos nuestros comportamientos. En consecuencia, el feedback constructivo, la reflexión, el plan de acción, el seguimiento, son esenciales. Debemos superar nuestros límites actuales. El libro nos recuerda El arte de amar, de Erich Fromm: cuando la mayoría de nosotros piensa en el amor, piensa en lo problemático que es encontrar alguien que nos ame y no en que seamos “amables”, que podamos recibir amor cuando se nos ofrece.
¿A qué se parece el éxito? A unas relaciones en la empresa en las que:
1. Las personas sean auténticas, quieran conocer y dejarse conocer.
2. Las conversaciones son valientes. Sobre los temas que importan.
3. Haya una mezcla de apreciación y reto.
Omar comparte con nosotros el “secreto de Tom Watson” (que convirtió a IBM de una pequeña empresa en un gigante mundial). Es preguntarnos: “¿cómo nos compartiríamos si fuéramos una gran compañía?”.
1. Mucha cháchara y poca acción.
2. Exceso de publicidad sobre “el cambio masivo” y pocas iniciativas (las personas se bunkerizan).
3. Pasar el tiempo en comités y reuniones. Las cosas no avanzan.
4. No hacer cambios en la alta dirección (es como si Woody Allen te animara a dejar de ser neurótico o Churchill te dijera que los puros son malos para ti).
5. No involucrar a los clientes, ignorar el mercado.