En El Economista, Lorenzo Amor (Presidente de ATA) recuerda que en el último trimestre se han destruido 800.000 puestos de trabajo, de los que 300.000 eran autónomos y señala que “el cambio de modelo productivo que necesita el país tiene que pasar por los autónomos, por su formación, por fomentar el espíritu emprendedor”. Gerardo Díaz Ferrán (Presidente de la CEOE) aclara que “no busca abaratar el despido, ni que éste sea libre, sino mejorar los contratos temporales y convertirlos en fijos de una forma asumible para los empresarios”. Javier Gómez Navarro (Presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio) opina que es prioritario rebajar las cotizaciones a la Seguridad Social. Y Balbino Prieto (Presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles) desea que se acometa la reforma del mercado laboral y lograr la independencia energética a través de la recuperación del programa nuclear.
En fin, que cada uno (sindicatos, patronal, autónomos, cámaras) va a lo suyo y pide medidas cortoplacistas para aliviar (que no resolver) la situación. En el mismo periódico, Jack Welch se pregunta ¿Cómo es un buen liderazgo? Para el considerado mejor manager del siglo XX, “liderazgo es lo mismo de siempre, sólo que ahora los líderes están en el momento en el que se les exige más. Los líderes necesitan emanar energía positiva. Definir su visión. Construir magníficos equipos. Cuidar. Enseñar. Decidir. Innovar. Ejecutar.” Y añade (con un sentido común aplastante): “En tiempos difíciles, el reto total del liderazgo es equilibrar las necesidades en el corto y largo plazos de la compañía”. Sí, inventar el futuro es clave. Por eso, Welch añade: “En una época de recortes radicales, gastar dinero en cualquier cosa puede desatar truenos y centellas. Pero no deje que ese ruido ahogue sus ideas. Trate de abrirse paso entre los reclamos y llegar a su gente para que ellos puedan oír sus ideas sobre lo que se hará más adelante, y sus proyectos. Si lo que desea es superar el temor organizativo, el cinismo y el dolor, el futuro debe ser emocionante y prometedor. Sólo tiene que ayudar a la gente a comprender que con la determinación y colaboración de todos, la compañía será diferente algún día y mejor.”
De todas las opiniones sobre lo que está pasando, me quedo con la de Laura González-Molero, Presidenta y Consejera Delegada de Merck: “Se debe potenciar el espíritu emprendedor de nuestro país, para lo que es condición indispensable aumentar el reconocimiento social del emprendedor y de la empresa y lograr un mayor apoyo gubernamental para ellos. Hay que recuperar valores como el esfuerzo, el orgullo por el trabajo bien hecho y la búsqueda de la excelencia”. Efectivamente, una auténtica líder empresarial ve más lejos. A los agentes sociales, en su mayoría, les falta Liderazgo de verdad, y por ello se enzarzan en peticiones cortoplacistas en lugar de hablar de valores, de talento, de empleabilidad, de calidad directiva, de innovación y excelencia más allá de los datos del I+D+i. En fin, como dijo Don Antonio (Machado), tenemos (en cada una de las instituciones) los gobernantes que nos merecemos.
En la contra de La Vanguardia, Lluis Amiguet entrevista (por videoconferencia, en la red) al Dr. Marc Siegel, especialista en gripe porcina, profesor de la Universidad de Nueva Yorky autor del libro Gripe: todo lo que necesita saber sobre la próxima pandemia. Ha estudiado unas cuantas pandemias y opina que ésta es de las más suaves. “Esta gripe durará lo que dure en los informativos”. Para el Dr. Siegel, la gripe es benigna en todas partes menos en los medios, que sí contagian una epidemia de miedo más virulenta que nunca. Nos cuenta: “Mire, cuando uno va a México, la gripe porcina es, con mucho, la última en la lista de cosas por las que preocuparse.” Sí, es el linchamiento moral de un país. “Cada año la gripe causa miles de muertos sin que merezcan ni un segundo de televisión ni un titular ni siquiera en Internet. Les pido que utilicen su circuito humano neuronal de la razón y el sentido común y bloqueen el centro neuronal del miedo que compartimos con los animales.”
Efectivamente, son los medios (con la fuerza de la red) los que propagan el miedo como un virus letal. Más grave que la “gripe nueva” es la situación de pueblos como La Gloria (México), donde vive Edgar Hernández, el niño de cinco años considerado primer afectado. Esa localidad de 3.000 personas, mugrienta, apestosa, convive con un cuarto de millón de cerdos de Carroll, la multinacional que comercializa el 10% de la carne porcina del país. Aguas sucias, campos contaminados, epidemias de tifus, desechos que se filtran al manto freático. La miseria humana en todo su esplendor. Ben MacIntyre, columnista de The Times, escribe en El Mundo: “El número de animales en el planeta se ha incrementado en cerca de un 40% durante los últimos 40 años pero, en lugar de encontrarse dispersos por el campo, estas unidades alimentarias se están concentrando de forma cada vez más acusada en edificios industriales compactos. El número de cerdos se ha multiplicado por tres hasta alcanzar los 2.000 millones de cabezas. En la actualidad, hay dos pollos por cada ser humano. La producción industrializada de alimentos ha cambiado el régimen alimenticio del mundo, al que ha proporcionado unos recursos baratos y abundantes en proteínas. Ahora bien, eso no sólo tiene un coste moral y medioambiental sino también de salud a escala mundial: unos gérmenes que mutan y evolucionan en silencio en medio de la inmundicia.”