La película tuvo una muy buena aceptación en el Festival de Málaga y me ha encantado. Trata de un delincuente, marginal, Sebas (interpretado estupendamente por Hugo Silva) que acaba trabajando para un narcotraficante gallego, Ramón Regueira (Carmelo Gómez se sale con este personaje). ¿Agallas o escamas? En un momento de la película, Regueira le dice a Ramón: ““La verdad, agallas no te faltan. Las agallas están bien; muy bien. Pero a la larga lo que cuentan son las escamas, ¿entiendes?”.
El guión es muy bueno, con frases que invitan a reflexionar, como:“La diferencia entre un listo y un listillo, es que el listillo piensa y hace. El listo piensa, piensa otra vez, piensa un poquito más y después hace” o “Nosotros somos de los que hacen lo que hay que hacer. Hay otros que no hacen lo que hay que hacer.
Después de ver últimamente películas de mafiosos que no me han gustado nada (la premiada Gomorra, en plan documental, me aburrió; y no entiendo la mitificación de Dillinger, un ganster interpretado por el “pirata” Johnny Depp en Enemigos públicos de Michael Mann), Agallas me parece una buena cinta, con un ritmo adecuado, personajes realistas y muy bien interpretados, estupendos secundarios (veteranos con mucho oficio como Celso Burgallo o Mabel Rivera, jóvenes con muchas ganas y valía como Carlos Sante o Rula Blanco) y un buen guión.
Si nuestra sociedad fuera un poquito más inteligente (y lo digo con humildad), toda la gente que ha ido a ver Enemigos públicos iría en su lugar a ver Agallas. Es un producto nuestro, muy bien hecho, mucho más cercano (la Galicia actual tiene mucho más que decirnos que el Chicago de los años 30). En el IMDB, a Agallas le dan un 5’7 sobre 10 y a Public Enemies un 7’4. (32.6 votos). He tratado de votar, de darle una buena nota a Agallas para equilibrar, pero el sistema no me ha dejado.
Fausto Fernández, en Fotogramas, escribió esto sobre la película:“Para matones de cinefilia contrastada. ¿Afectará el clima a la serie negra? Eso parece. En Escondidos en Brujas, otra con dos matones reflexionando en voz (y pólvora) alta, el tiempo y el lugar hacían de un thriller tarantiniano una eléctrica terapia sobre el tedio y la cultura. La plomiza y surrealista Galicia es el terreno, asimismo peligroso e idóneo para las reglas del género gansteril, que afecta a un duelo de titanes (Hugo Silva y Carmelo Gómez, estupendos) tan dados a la charla metafísica como a la chacinería local y letal. Desacomplejada españolización del mapamundi criminal de Guy Ritchie, Agallas, más que cinéfila (que lo es: de Michael Winner a los Coen), es una valleinclanesca declaración de principios: para ser muy malo debes ser muy bueno.” En la web de Fotogramas, 36 internautas sobre 57 le dan cuatro o cinco estrellas sobre cinco. Por algo será.