– Galicia está en su geografía. “Galicia es un país atlántico”, alejado de Roma (Finisterre) pero próximo a los pueblos ribereños del Atlántico: irlandeses, bretones, etc. Es la única región de España que “estuvo” en la II Guerra Mundial (30 submarinos alemanes hundidos) Galicia es lluviosa (en Santiago de Compostela llueve 177 días al año), pero no un vergel, por su tierra de granito. Otero Pedrayo decía que la fachada del Obradoiro es “la versión ordenada del caos de la geografía gallega”. Junto a esta Galicia del granito existe la de la pizarra.
– El nombre poético de Galicia, “país de los diez mil ríos” es por los ríos que forman una especie de red neuronal. En Galicia hay una maraña de pequeños núcleos de población y las ciudades tienen poco peso.
– Es una región muy densamente poblada, en la que lo más fértil es el mar. En la Costa da Morte se han hundido más barcos que en ningún otro lugar del planeta, pero es uno de los ecosistemas con más vida del planeta.
– El mito de Galicia como “paisaje inocente” es erróneo. Las urbes romanas (Brigantium, Pontus Veteris, Aurensis, Vicus, Lucus Augustus) son las únicas que hay en Galicia, además de Santiago (la aldea de Solobio transformada en centro de peregrinación). Fueron los francos los difusores del culto apostólico por Europa y los constructores de catedrales. Galicia se convirtió en un “desierto” por las deforestaciones del XVI y XVII, para construir la armada de los Austrias. Como era una bomba demográfica con una agricultura sobresaturada, la salida fue la emigración: en el XVIII a Lisboa y Madrid, en el XIX a América, en el XX a la Europa desarrollada. La imagen de Galicia no la construyeron los escritores gallegos, sino los Valera, Echegaray, Lorca, Machado, Juan Ramón Jimenez, Galdós. Y sobre el Camino de Santiago, en 1982 lo hicieron unas docenas de personas. Su recuperación, a partir de 1993, fue cosa de la Xunta.
– El mito de “tierra sin historia” tampoco es veraz. Galicia era “menos romana” que el resto de la Península, pero sus minas de oro y plata aportaban el 7% del PIB del Imperio. Tuvo un sorprendente florecimiento cultural (la monja Etheria, cuyos manuscritos latinos son los más antiguos que se conservan; el obispo Idacio; Paulo Osorio, principal discípulo de San Agustín).Los suevos dominaron la región, y a los musulmanes no les interesó. Y en la Edad Media… Beato de Liébana (776-786): “Cantabria y las Asturias son una porción de la provincia de Galicia”. León, donde se trasladaron los reyes, era una ciudad de Galicia. “La ausencia de historia es un síntoma de la ausencia de poder, que a su vez puede traducirse, como mínimo, como una ausencia de autoestima”.
– De la gallegofobia (que practicaban Quevedo, Góngora, Lope, Larra, Valera) a la gallegofilia (“los galleguitos ignorantes pero no malvados”). La supuesta celticidad de la Galicia es una “tradición inventada”, fruto de los intercambios comerciales con otros pueblos del Atlántico (la gaita, los espirales, el “arte celta”) y del romanticismo imperante. La “morriña”, la “saudade” son consecuencia de la depresión, del clima…
– El nacionalismo gallego, que nace a mediados del XIX, “no va a ser tanto una consecuencia del orgullo como de la humillación”. Rosalía, hija de soltera, reinterpreta Galicia a través de su experiencia personal: Galicia, la hija ilegítima y no querida que debe madurar y cuidar de sí misma.
– La diáspora: “gran parte de Galicia ha sucedido fuera de Galicia”. Buenos Aires es la segunda ciudad de Galicia. El 12% del censo electoral vota en el extranjero. La emigración es una constante histórica por la presión demográfica. Sólo Irlanda es más emigrante. En 2005, uno de cada cinco votantes en Ourense vivía en América y en 8 ayuntamientos eran casi la mitad.
– El mito del atraso. Galicia contaba con su propia siderurgia, sólo superada por el País Vasco. Hoy es el motor (Citroën en Vigo), la conserva, la moda y la madera.
– Caciquismo: “No he comprendido nunca por qué preocupa el nacionalismo afirmativo de Cataluña y Vasconia y, en cambio, no causa pavor el nihilismo nacional de Galicia o Sevilla” (José Ortega y Gasset).
– “Lengua de pobres y de poetas” (Álvaro Cunqueiro). El gallego, el astur-leonés y el castellano proceden del latín escrito; el catalán, el occitano, el francés y el italiano, del latín coloquial. La imposición del castellano fue lenta e indirecta.
– “La patria de los difuntos”: “¿Está amenazada de extinción la sociedad tradicional gallega? En Galicia muchos creen que sí y el único desacuerdo parece estar en si esto es inminente o si ya ha sucedido (…) Con una de las tasas de natalidad más bajas de Europa y una pirámide de edad invertida, son los propios gallegos los que están amenazados de extinción”. En Galicia ya pocos creen en las “meigas” (la Inquisición fue la menos activa de Europa).
– “Para casi todos los pueblos europeos, el otro mundo caía al oeste. En Galicia, tanto los enterramientos megalíticos como las iglesias cristianas suelen mirar hacia poniente. Hasta la entrada de la fábrica de Citroën en Vigo está orientada del mismo modo…”