¿De qué va La Corporación, con un Donut mordisqueado en la portada? De una empresa, Zephyr, en la que nadie ha visto al CEO (Consejero Delegado), aunque está presente en todas las conversaciones entre empleados. La recepcionista, guapísima, cobra el doble que los demás y raramente está en su sitio. Los agentes comerciales usan libros de autoayuda como textos de formación. Nadie tiene muy claro a qué se dedica la empresa realmente. El protagonista, Jones, al que contratan y ascienden el primer día, acabará descubriendo cuál es la “misión” de esta corporación.
La verdad es que es entretenida. Y tiene frases ocurrentes, como “de momento, lo único que le han mostrado (al nuevo) son una serie de vídeos corporativos de motivación, uno de los cuales contenía palabras resonantes como “trabajo en equipo” o “mejores prácticas”, y otro que presentaba a unos cuantos actores de finales de los ochenta hablando sobre el servicio al cliente”. Misión de la empresa: “Corporación Zephyr pretende alcanzar y consolidar una posición de liderazgo en los mercados seleccionador por la empresa a través de oportunidades de crecimiento rentable basadas en el establecimiento de fuertes relaciones entre unidades empresariales internas y externas, así como en la coordinación de un enfoque estratégico y sólido con el fin de conseguir los máximos beneficios para los stekholders”. No es la estupidez más grande que Stephen Jones haya leído, pero se le acerca mucho.
O “según los rumores, Recursos Humanos está extrayendo células de la piel de los mejores agentes comerciales para criar clones en probetas con el find e liberarlos con los programas de prácticas”. O “cuando baja el precio de las acciones siempre se trata de una reacción exagerada del mercado a cuestiones no relacionadas con el desempeño. Cuando sube, en cambio, se debe a la brillantez de la directiva y se recompensa con stock options”. O “Cómo Sydney se convirtió en directora es algo que continúa siendo un misterio. Sólo hay dos posibilidades: la primera es que la Dirección General confundiera sus diatribas con motivación y compromiso con la excelencia; la otra es que supieran que es una psicópata paranoica y que ese fuera exactamente el tipo de persona que querían para el puesto”. O “las anécdotas de los viejos tiempos son como los cuentos de hadas, sueños de un mundo que ya no existe. Se basan en la idea bizantina de que la gente merece un trabajo. Los recién licenciados lo tienen muy claro: les han enseñado que no”. O “Los beneficios principales de un puesto en Dirección General son mayor estatus y mayor salario. Los inconvenientes son la disminución del tiempo libre y mayor estrés. Por eso, es lógico que las personas que terminan trabajando en Dirección General sean aquellas que se sienten más motivadas por el dinero y el estatus, y menos interesadas en perder tiempo con los amigos y la familia”. O “¿Dónde está cinta sobre ética? ¿La que ponéis para los inversores que se inquietan?”