clientes, además de preparar la sesión que tendré el próximo viernes con Toni
Nadal y Emilio Butragueño. Reflexiones sobre el coaching y el desarrollo del
talento en el deporte y en la empresa.
Ron Howard, una película sobre la rivalidad en la Fórmula Uno entre Nikki Lauda
y James Hunt. Dos talentos muy diferenciados. El austriaco, frío, metódico y
calculador. El británico, genial y alocado. La competición les hizo mejores a
los dos y cambió el mundo de la F1 para siempre. Cuatro décadas después,
¿tienen los pilotos una personalidad tan acentuada?
Picazo (estupendo psicólogo y coach), he estado leyendo “Hitler, los trepas y
el peligroso lado oscuro de la inteligencia emocional” de Miguel Ayuso (www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-03-25/hitler-los-trepas-y-el-peligroso-lado-oscuro-de-la-inteligencia-emocional_78766/).
de las “inteligencias múltiples” de Howard Gardner en los 80, a Peter Salovey y
John Mayer en 1990 y por supuesto a mi buen amigo Daniel Goleman (su
“Inteligencia Emocional”, de 1996, a vendido más de cinco millones de
ejemplares en 30 idiomas).
“un genio de la Inteligencia Emocional” como Adolf Hitler. Cita a Adam Grant
(profesor de moda en EEUU) en el sentido de que, a más IE, mayor manipulación.
“Son las personas con mayor inteligencia emocional las que llevan sus ideas
maquiavélicas a las práctica y las que incurren en los comportamientos más
perniciosos”. Los trepas se aprovechan de la inteligencia emocional.
Grant, “El lado oscuro de la inteligencia emocional”. En él contrapone a Martin
Luther King y Adolf Hitler, cita al profesor Jochen Menges (Universidad de Cambridge)
en el sentido de que en los circuitos inspiradores, la audiencia presta más
atención a la emoción que al contenido (efectivamente), al psicólogo Stéphane
Coté (Universidad de Toronto), al profesor Gideon Kunda (Universidad de
Tel-Aviv) y a Martin Kilduff (University College de Londres) que analizan el
aprovechamiento de las emociones por los manipuladores.
es “saber elegir” y que la inteligencia emocional es nuestra capacidad para
gestionar las propias emociones y las ajenas. Por tanto, ser emocionalmente
feliz significa contar con autoconfianza (seguridad en [email protected] [email protected]), autocontrol
(serenidad, resiliencia), espíritu de superación, empatía (altruismo,
orientación a [email protected] demás) e influencia honesta. ¿Hitler tenía inteligencia
emocional? En absoluto.
pura inteligencia emocional, y aunque la ética es “el modo más inteligente de
vivir” (José Antonio Marina), no depende de la misma. ¿Hitler fue un líder? Por
supuesto… para los suyos. El documental de la BBC “El oscuro carisma de Adolf
Hitler”, por Lawrence Rees, es muy esclarecedor. Su versión en libro la he
comentado en este blog. Fue el resentimiento en su país tras la IGM el caldo de
cultivo para que ganara las elecciones. Pero su locura le llevó al desastre (y
al de Europa). El Liderazgo puede tener un lado oscuro; la inteligencia
emocional, no.
estudio de los psicólogos Dana Joseph y Daniel Newman (Universidad Central de
Florida) en 191 profesionales, según el cual en varias de ellas la Inteligencia
Emocional no marca la diferencia. El talento de [email protected] comerciales, agentes
inmobiliarios, teleoperadoras y asesores depende en gran medida de su
inteligencia emocional. En los mecánicos, científicos y contables (siempre
según el mencionado estudio), a mayor inteligencia emocional, peor desempeño.
investigación de Joseph y Newman, si bien me temo que están hablando de la pasión
(que no es buena compañera de personas muy necesitadas de rigor). Y por
supuesto la inteligencia emocional es más diferenciadora en profesiones de
mayor valor añadido (no en las aburridas y rutinarias; eso lo sabemos desde los
90).
generosidad como ventaja competitiva, apuesta por los valores y la ética.
[email protected] de [email protected], que nos dedicamos al Talento, al Liderazgo y al Coaching,
estamos con él. Sin embargo, hablar de un lado oscuro de la inteligencia
emocional es tan peligroso como poco certero.
de a Luis y Miguel, por supuesto), a Adam Grant y a todos los investigadores
que hacen lo posible y lo imposible por dar al talento y a la inteligencia
emocional su verdadera carta de naturaleza.