Oporto nos anima a culminar la temporada “con broche de Duero”. Esta bellísima capital del borte de Portugal nos ha recibido a mi hija Zoe y a ,í en todo su esplendor. Desde la librería Lello e Imao, una de las más elegantes de Europa, hasta su Catedral y la plaza de San bento, pasando por los exquisitos atardeceres en el barrio de A Ribeira frente al gran río, todo invita a la serena reflexión. Mi gratitud a todos los portuenses que tanto nos están haciendo disfrutar.

En este país vecino y hermano, con el que compartimos valores e Historia, la gestión de la pandemia pasa por los test. Para acceder al interior de los locales de restauración, los clientes debemos llevar un test de antígenos o de PCR realizado en las últimas 46 horas. Para volar aquí, nos hicimos uno en Madrid el día anterior al viaje y ayer, en una farmacia junto a la plaza de la Libertad (nada es casual), sendos test para ir pasar el fin de semana a nuestro gusto. Un gasto de 25 euros por persona que merece la alegría.

Contrasta la apuesta por los test (que ha marcado la gestión de los mejores países en esta pandemia, como Nueva Zelanda, Taiwán o Vietnam) con la aquellos que han preferido imponer normas medievales y que están en la mente de [email protected]. Midiendo quien es positivo, se puede evitar que sea un foco de contagio. Cuando no se mide, no se puede gestionar adecuadamente; es puro sentido común. En el libro ‘El virus que reseteó el capitalismo’, de abril de 2020, ya insistía hasta la saciedad, en la importancia del T3: Test, Tratamiento y Trazabilidad. Un año y medio después, los malos gobernantes prefieren ser “sabelotodos” en lugar de aprender juntos y ser más ágiles desde la responsabilidad de cada ciudadano.

Estamos a pocas semanas de iniciar una nueva temporada y la mayoría de las empresas seguirán cometido el mismo error garrafal respecto a sus problemas de aprendizaje, en una era en la que de la capacidad que tienen las organizaciones de aprender al menos al ritmo del entorno depende nada menos que su supervivencia. ¿Aprender sobre qué? Sobre las cuatro fuerzas que movilizan este tiempo: la GTCT: Globalización, Tecnología, Clientes y Talento. La obsolescencia en cualquiera de los cuatro pilares, seas una pyme del sector agrícola o una institución educativa, simplemente mata.
El 90% de las empresas, si no más, actuarán TCV (Tras el CoronaVirus) con la “normalidad” que conocen: con un catálogo de formación de sus “empleados”, cuando no reduciendo la inversión en formación y desarrollo, cometiendo la solemne estupidez (perdóname que sea tan franco a estas alturas del verano) de “dejar todo esto para más adelante, porque hay que salvar la empresa”. Una decisión absurdamente suicida, porque la rentabilidad de una compañía no se logra por generación espontánea, sino como consecuencia de clientes satisfechos que repiten y referencian, y lo están por procesos eficientes e innovadores y éstos por talento, variable dinámica (el talento que no se aprecia, se deprecia) individual (atraer, seleccionar, fidelizar y desarrollar a [email protected] profesionales que mayor valor añadido aportan al cliente) individual y colectivo (equipos de alto rendimiento). Es el Cuadro de Mando Integral o “Balanced Scorecard” que nos enseñaron Norton y Kaplan (expertos en contabilidad y finanzas, no lo olvidemos) hace más de 25 años. Las empresas que lo siguen, consciente o inconscientemente, triunfan; las que lo desprecian (aunque lo repitan en el discurso corporativo) perecen.

¿Quieres que tu empresa salga fortalecida en la temporada 2021)2’022? Te daré “la receta”. Apuesta por el compromiso de tu gente, por la energía (física, mental, emocional y de valores) que le ponen al proyecto. Un compromiso que, más allá de las complacientes “encuestas de clima” suele estar muy bajo, máxime si tus profesionales vuelven “al tajo” exhaustos, descentrados, desanimados y anómicos (no ven coherencia entre los valores enunciados y la realidad cotidiana en la empresa). El compromiso es la variable directa de la productividad, no sólo a través del absentismo, sino de la calidad de servicio al cliente o la entrega, que determina la facturación y el margen. Trata, en lugar de elevar el compromiso de los empleados, de “hacer lo mismo o más con menos personas” y estarán hipotecando muy seriamente el futuro a corto plazo de la compañía. No te quepa duda de que es así.
¿De qué depende el compromiso de las personas, la capacidad y voluntad de “engancharnos” a un proyecto? En más de un 70%, del Liderazgo. En estos tiempos, o el Liderazgo es auténtico (influir en los demás desde la credibilidad y el ejemplo) o no es más que demagogia barata. O la empresa tiene auté[email protected] líderes a todos los niveles o el coste de oportunidad es inasumible.

Somos un país de baja calidad directiva (el 43º del mundo según los análisis del Foro Económico Mundial, algo impropio para quien está entre las cinco grandes economías de Europa) y ahí tenemos nuestro talón de Aquiles. Pero la mayor parte de los CEOs, los Directores Generales y los Directores de RR HH no se atreven a atajar el problema. Precisamente porque no le dan a sus directivos la Responsabilidad del aprendizaje a través de test sólidos, científicos, con los que medir sus competencias de Liderazgo para conocer realmente sus fortalezas y aprovechar sus oportunidades de mejora.
“No, pero si ya tenemos 360 grados”, pensarás cuando estés leyendo estas afirmaciones. 360º sólo quiere decir que opinan sobre ti las personas a tu alrededor (jefe, pares, colaboradores), independientemente de que lo hagan sobre un tema u otro. De hecho, debería practicar el reconocimiento (de comportamientos observables) un doble 360 de tu entorno profesional y personal, porque en el Liderazgo Femenino solemos darnos cuenta de que [email protected] [email protected] poseen cualidades de su vida personal que no ponen en valor en la profesional por carencias de la cultura corporativa, como la humildad o el sentido del humor, si no están “bien vistas”.
Las organizaciones que aprenden más y mejor otorgan a su gente la responsabilidad del aprendizaje, a través de test de Liderazgo. Como nos enseñó la gran experta en NeuroLideraazgo Silvia Damiano en su libro ‘Implícame’, el empoderamiento es una de las 3 E del compromiso, junto con la conexión emocional (Emotional conection) y el disfrute (Enjoy).

Llegados a este punto, querid@ lector/a, no pretendo que estés de acuerdo conmigo sobre el compromiso, el liderazgo o el aprendizaje, sino que actives lo que el gran Fernando Botella llama “el factor H”: hacer. O en tu empresa cuentas con test rigurosos de Liderazgo para quienes dirigen los equipos, o no. Es binario, digital, de ceros y unos. Si careces de este tipo de test, simplemente tu compañía va hacia el precipicio, porque trata de avanzar a ciegas.
De entre los test más avanzados, un servidor apuesta por el modelo i4 de NeuroLiderazgo (inspirador, integrador, imaginativo e intuitivo) de About My Brain, pero me valdría uno similar con las mismas prestaciones y de parecida eficiencia. El hecho cierto es que sin test de Liderazgo el desarrollo es mucho más lento por menos centrado en las prioridades reales. En este mundo megaVUCA, no hay tiempo que perder.

Apelemos de verdad a la Responsabilidad de nuestros profesionales (es una manera esencial de tratarles con respeto), demos la posibilidad de que realicen sus test de Liderazgo, marquen sus prioridades y dejémonos de limitarnos a ofrecer catálogos de cursos como si no hubiéramos sufrido la pandemia, cuando no a “meter la tijera” en la inversión en educación de nuestra empresa. Si no lo hacen en tu compañía, no digas que no te advertí de las nefastas consecuencias.
Por lo demás, feliz verano. Este día de San Ignacio de Loyola, que nos enseñó entre otras muchas cosas que “saber sin hacer no es saber”, cierra el mes de julio y la temporada 2020/2021, inolvidable por culpa del virus. Disciplínate en el descanso algunas semanas para volver en septiembre con nuevos bríos. Serán tiempos de Liderazgo Saludable, te lo aseguro.

Mi gratitud hoy a ti y un entrañable abrazo, de esos prolongados, dados de corazón a corazón.
La canción de hoy, ‘When I was your man’ en la versión de Boyce Avenue, con Fifth Harmony.