Es curioso el fenómeno turístico. En la Europa cultural, un@ suele incluir Viena, Budapest, Praga… pero no Varsovia. Varios amigos que venimos este fin de semana a la boda de Natalia y Javi hemos coincidido en que, de no ser por este acontecimiento, difícilmente habríamos venido a Polonia. Sin embargo, este país es de una belleza sonrojante, que no te deberías perder.

Podemos imaginar el alma de Varsovia a través de las grandes figuras polacas: el astrónomo Nicolás Copérnico, el rey Juan III Sobiesku (que venció a los turcos en 1683, alejando la invasión de Eueopa)el compositor Federico Chopin (cuyo corazón está en la bellísima iglesia de la Santa Cruz), la doble premio Nobel Marie Skłodowska-Curie (que estudió en la Universidad de Varsovia antes de marchar a la Sorbona), Juan Pablo II (Karol Woktila), el primer pontífice eslavo, de carisma incontestable, el presidente Lech Wałęsa, premio Nobel de la Paz, el escritor Henryk Sienkiewicz. premio Nobel de Literatura, autor de ‘Quo Vadis’, el director de cine oscarizado Roman Polanski, el ministro Jan Karanski )que se jugó la vida por documentar los campos de exterminio nazis, aún desconocidos en 1942), el futbolista Lewandowski (delantero centro del Bayern de Múnich). Irena Sendlerowa, “el ángel del gueto de Varsovia”, que salvó a más de 2.500 niñ@s de la muerte segura.

El símbolo de Varsovia es la “sirena guerrera” (Syrenka Warszawska), el escudo de armas oficial de la capital polaca. La leyenda dice que había dos sirenas gemelas en el mar Báltico, que se separaron en Gdansk. Una decidió ir a Copenhague y la otra al río Vístula junto a Varsovia. Los pescadores se alarmaron de que alguien liberaba a los peces que ellos atrapaban. Cuando la conocieron, se enamoraron de su encanto.

Un comerciante gruñón que odiaba la música y la presencia de la sirena convenció a los pescadores de que ella robaba el alma de las personas al embelesarlas. La sirena fue capturada y llevada a la justicia. La sirena, en cautividad, no paraba de llorar; un pescador se compadeció de ella y la liberó para siempre. En prueba de gratitud, la sirena prometió cuidar a la ciudad siempre que lo necesitara y por eso lleva un escudo y una espada. Tal es el poder de la libertad.
En esta preciosa capital de unos dos millones de habitantes, reconstruida desde 1945, hay una decena de monumentos dedicados a la sirena. Los más populares, en la plaza central de la Ciudad Antigua, junto al Vístula y en la punta del impresionante Palacio de Cultura. El alma de Europa está en dos sirenas: la serena de Copenhague y la guerrera de Varsovia, para guiarnos hacia la libertad, ¿No es notable la similitud entre “Sirena” y “Ximena”?
He estado leyendo ‘Siete benedicios de la lectura’ de Luis Rivadeneira. Son los siguientes:
- La lectura te permite vivir nuevas experiencias. Tiene un gran efecto emocional en el lector, capaz de sentir emociones.
- La literatura es en sí un gran simulador de la realidad, como una máquina del tiempo. Nos ayuda a ser más amables con los demás porque nos enseña a ver el mundo desde la perspectiva de otras personas y a tener en cuenta las consecuencias de nuestros actos, así como virtudes como la amabilidad, la generosidad y la simpatía.
- La buena literatura siempre ha estado en oposición a los sistemas de valores hegemónicos, los que priorizan la búsqueda de dinero y poder.
- La literatura es una cura para la soledad. En los libros podemos encontrar personajes con los que identificarnos.
- Los escritores nos ayudan a abrir nuestro corazón y nuestra mente, porque nos libran de la ansiedad y la depresión.
- La literatura nos ayuda a prepararnos mejor para el fracaso. Resiliencia.
- La lectura es un buen hábito para [email protected], sin importar edad ni condición.

Para Luis, para un servidor y seguro que también para ti, leer es un elixir que nos aporta sabiduría y bondad. Mi gratitud por estas reflexiones.
La música de hoy desde Varsovia tiene que ser de Chopin. el Nocturno en C menor (por Arjen Seinen), banda sonora de la película ‘El pianista’ de Polanski, Un himno a la melancolía, homenaje a una Varsovia devastada. Y reconstruida desde sus cimientos. Hay esperanza.