Anoche estuve viendo de nuevo ‘Muertos de Risa’ (1999), la comedia negra de Álex de la Iglesia, con Santiago Segura y el Gran Wyoming. Un retrato ácido de ciertas parejas cómicas que tras años de actuar juntos y hacer reír, no se soportan. Álex Angulo, por su papel de manager, recibió el Goya al mejor actor de reparto. Crónica de la España de los 70 a los 90, con inolvidable la música de Roque Baños.
He estado leyendo el nuevo libro de Martin Lindstrom, ‘EL MINISTERIO DEL SENTIDO COMÚN. Cómo acabar con todo aquello que funciona mal en tu empresa’. En los últimos 10 años, este experto en Neuromarketing ha publicado ‘Buyology¡ (Comprología) y ‘Small Data’, comentados en este Blog.
El autor cita a Josh Billings: “El sentido común es la habilidad de ver las cosas como son y hacer las cosas como deben hacerse”.
Con prólogo de Marshall Goldsmith, uno de los mejores coaches del mundo, la tesis del libro es que las empresas están tan enredadas internamente y tan asediadas por montañas de burocracia invisible en la cabeza de sus empleados que pierden su propósito fundamental e, inevitablemente, pagan el precio. Lindstrom lo atribuye a la falta de sentido común.
- Alan Mullaly, ex CEO de Ford, le confeso a Martin que sabía que su compañía estaba descarrilando cuando vio que en el parking de empleados la mayoría de los coches no eran Ford.
- La escasa empatía y la tiranía del Powerpoint generan mala experiencia del cliente.
- Las empresas deberían funcionar de dentro a fuera y lo hacen de fuera a dentro. Como las letras de los frascos de champú y de gel en las habitaciones de hotel, tan diminutas que no puedes ver cu´l es cuál.
- La empresa política (en el peor sentido del término) es aquélla en la que la dirección y los empleados están más preocupados de sus propios departamentos, jerarquía y métricas que pierden de vista el conjunto de la organización y al cliente. Un ajedrez con las reglas cambiadas.
- Acceso denegado: la tecnología puede generar automatismos estúpidos.
- Una reunión no debería durar más de 30 minutos, por el coste salarial de todos los profesionales presentes en la sala (o vía Zoom, que es lo mismo). Las mejores reuniones tienen algo en común: que no hay Powerpoint.
- Cuestionarios, mensajes, formularios…Reglas para burócratas sin valor alguno. Cuanto más largo es el nombre del cargo, menos suele aportar.
- Miedo y asco en el mundo corporativo: la TSA (Seguridad en el Transporte de EE UU) ha admitido embarcar con geles antiCovid de 340 ml pero impedido colonias de más de 100 ml.
- La respuesta: el sentido común. Los empleados duran en su cargo menos de 5 años y los CEOs menos de 4. Coraje, colaboración, comprobación de las jaulas (silos, compartimentos estancos) y conquista. Cultura de la contribución, no de la autoprotección.
Martin Lindstrom propone implantar el Ministerio del Sentido Común, con sus órganos de gobierno, para reinstaurarlo.
“Somos humanos. ¿No es hora de que todos actuemos como tales?”.
Un texto interesante y práctico. Personalmente, no concibo el talento (poner en valor lo que sabemos, podemos y queremos hacer) sin sentido común ni el liderazgo, como talento para influir decisivamente en los demás desde la autoridad moral, la credibilidad y el ejemplo, sin sentido común.
El sentido común, término creado por Leonardo da Vinci desde la anatomía (parte del cuerpo donde confluyen los cinco sentidos) ha derivado en algo escaso por burocracia asfixiante.
La canción de hoy, claro está, es ‘Sentido común’ de Joshua Bassett.
