Jornada en Segovia, Castilla y León, con mis amigos Nelson, Morelba y Jorge. El AVE de Madrid a la ciudad del acueducto tarda 21 minutos, almuerzo en la Plaza Mayor y vuelta a la capital para mantener una reunión vespertina. Como decía Aristóteles, la amistad es toda una virtud.
Antes de coger el tren, he estado leyendo en la web de Psychology Today una serie de artículos sobre ‘Aquietar la mente’. Algo tan difícil como necesario en este mundo megaVUCA (más Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo que nunca).

La Dra. Michelle Maldenberg (profesora de New York University) nos enseña ‘Cómo parar los pensamientos ansiosos‘. Exceso de foco, preocupaciones continuas, quejas internas, tristeza y pesimismo… negatividad que nos impide la autocompasión. Nos gustaría tener afirmaciones positivas y mostrar gratitud, pero no es posible. ¿Qué podemos hacer? Validar nuestra mente. Expresar y verbalizar lo que sentimos. Si lo hacemos con alguien que nos quiere, mucho mejor. Porque:
- nuestra mente se va formando en “capas” de pensamiento, sentimiento y afrontamiento desde la infancia. Hemos aprendido a “comportarnos” (por ejemplo, que el sufrimiento es responsabilidad) desde la infancia.
- Repetimos unas pautas consistentes de pensamiento, sentimiento y afrontamiento como “nuestra forma de ver la vida”. Para modificarlas hemos de ser conscientes y consistentes.
- Las emociones (impulsos a la acción) tratan de ser coherentes con nuestras “creencias nucleares”, que suelen ser limitantes (no te lo mereces, no creas en ti [email protected]).
- En un continuo, las personas más ansiosas suelen tener “mentes más parlanchinas”, que les están hablando con enorme frecuencia.
- Nuestra mente “trata de protegernos”, aunque no siempre sea necesario. El perfeccionismo puede ser dañino.
- Ciertos sesgos y la sobreprotección mental nos llevan de forma automática a la negatividad. La meditación y el mindfulness nos alivian. Es lo que en ACT se llama “flexibilidad psicológica”.
- No tenemos que creernos todo lo que pensamos. Seamos [email protected] al considerar nuestros pensamientos.
- Nos enseñan a “ser felices” (y comieron perdices), a reparar lo que se rompe, a que lo que pensamos y sentimos refleja lo que somos. En un nuevo tiempo, necesitas “un nuevo TÚ”.
- Tratar de ser [email protected], tendencia natural, no puede llevarnos a tratar de complacer a todo el mundo, especialmente a los egoístas y a los narcisistas, por mucho que vayan de víctimas. Es una espiral peligrosa para nuestra salud.

Aceptación, apreciación y sano orgullo. Recordemos que el tándem es la unidad básica de Liderazgo.

En una línea similar, el Dr. Jeff Tarrant, director del Instituto de NeuroMeditación, nos ofrece ‘7 técnicas (tips) para desarrollar una mente calmada’.

Aquí van:
- No tratemos de deshacernos de los pensamientos. Paradójicamente, tratar de “expulsarlos” los refuerza.
- Relajémonos, porque somos cuerpomente. Un buen baño, música adecuada, buena compañía, una bebida relajante nos ayudan.
- Reconozcamos que sabemos cómo es un estado de calma y quietud. Porque allí hemos estado antes.
- Otorguémonos un nuevo foco de atención.
- Sé paciente. La literatura técnica lo llama “AutoTrascendencia Automática”: es la importancia de permitirnos que el proceso emerja. Llegará.
- No esperemos la perfección, tampoco en la meditación.
- Empecemos poco a poco. Por ejemplo, de 10 a 20 minutos al día.
Estos “trucos” se basan en el libro ‘Intervenciones de Meditación para reconectar el cerebro” del propio Jeff Tarrant.

El Dr. Steven Stosny, autor de ‘Amar sin dañar’, define y tipifica la Ansiedad en su artículo ‘El hábito de preocuparnos‘. Hay ansiedad de tres tipos: temperamental (el tono emocional con el que nacemos), situacional (en determinados momentos) y sintomática (por desorden emocional). La ansiedad puede ser beneficiosa en pequeñas dosis como emoción vital, porque anticipa un cambio en el entorno y activa la memoria y la imaginación. Es dañina cuando pesa más lo negativo que lo positivo, nos juzga en exceso y nos hace pensar en lo malo. La ansiedad nos provoca exceso de control. Por nuestros sentimientos de culpa, segregamos cortisol y adrenalina. Todos los sistemas de alarma (también los psicológicos) generan falsos positivos. La “fórmula de la ansiedad” es Importancia x Desconocimiento x Capacidad para afrontar la situación. Trabajemos en los tres hábitos: ¿es realmente importante?, ¿sabemos lo que puede pasar?, ¿somos capaces de tratarlo, dada nuestra experiencia? Podemos cambiar de hábitos y no sufrir tanto.

‘Worry is a Waste’ (La preocupación es un desperdicio) de la Dra. Kailey Spina Horan. Según esta consejera de salud mental de Nueva York, en menos de cinco minutos podemos controlar la situación con estos sencillos pasos:
- Identifica el disparador (trigger) de la situación.
- Valora la intensidad de tu preocupación.
- Escribe los pensamientos que no te ayudan y las imágenes asociadas a los mismos.
- Examina las evidencias que apoyan esos pensamientos dolorosos.
- Piensa en los hechos contra esos pensamientos.
- Trata de equilibrar el pensamiento desde el realismo.
- Reevalúa la intensidad de la preocupación y la ansiedad.
De la pura emocionalidad a la introducción de mayor racionalidad. Mi gratitud a [email protected] [email protected] que nos aportan claves para preocuparnos menos en esta “era de la ansiedad” pospandémica.

En palabras de Buda, “CALMA LA MENTE Y HABLARÁ EL ALMA”.
Anoche disfrutamos de una maravillosa edición del programa de PwC Venezuela para el mundo ‘Grandes Autores Contemporáneos’ de 8 a 10 pm. Mi gratitud a los organizadores, Pedro Pacheco y su equipo, Nelson Ríos por su apoyo y por supuesto a la ponente.
y después, en el Capitol de la Gran Vía, ‘Faemino y Cansado’, con un espectáculo nuevo que hace las delicias de sus fans: ’17 veces’. Unos cracks.

‘I’m every woman’ de Whitney Houston, es la canción que me ha evocado hoy.