Ayer estuve viendo en Netflix ‘De Naermeste’ (Homesick), película noruega presentada en el Festival de Sundance. Una chica de 27 años conoce a su medio hermano de 35 y tienen una relación. Personajes sosos y una historia intrascendente. Francamente lenta y aburrida.

He estado leyendo ‘MARIO DRAGHI. EL ARTÍFICE’, de los periodistas económicos de Bloomberg Jana Randow y Alessandro Speciale. Un relato sobre la contribución tan especial de Mario Draghi (Roma, 3 de septiembre de 1947) al Banco Central Europeo y a la economía mundial al salvar el euro.

Exquisito prólogo, de apenas un par de páginas, de su sucesora como presidenta del BCE, Christine Lagarde, que destaca de él su inteligencia (en realidad, su talento), su integridad y credibilidad, su liderazgo. Y acaba citando a Dante: “noi non podemo avere perfetta vita senza amici (no podemos tener una vida perfecta sin amigos).

Un hombre poderoso que dirigió durante ocho años un Banco Central para 19 economías diferentes, 340 billones de europeos y un PIB conjunto de 11 billones de euros. El tercer presidente, tras Trechet y Duisenberg.

Economista formado en la Universidad de La Sapienza, amplió estudios en el MIT con los premios Nobel Modigliani y Solow. Doctorado en 1978. profesor de las universidades de Trento, Padua, Venecia y Florencia. Artífice de las privatizaciones de las principales empresas estatales de su país, fue DG del Tesoro de 1991 a 2001. VP para Europa de Goldman Sachs entre 2002 y 2006, fue posteriormente Gobernador del Banco de Italia hasta 2011, en que fue nombrado presidente del BCE.
Llegó al Banco Central Europeo en plena crisis económica (la burbuja, que estalló brutalmente en 2008) y su lema fue “Whatever it takes”, lo que sea necesario. Decisión y determinación. Frente al consenso que propugnaba Trichet, la Firmeza. La eurozona olía a desintegración y era probable que el euro no se salvase. Sin embargo, “Super Mario” mantuvo conversaciones con todos los responsables para restablecer la confianza. Mantuvo acaloradas discusiones con Jens Wiedmann (Bundesbank), que resolvía como árbitro Ángela Merkel. Mantuvo una imagen política de gobernador responsable y fiable. Defendió el modelo alemán de reformas estructurales, rompió las convenciones ante el riesgo de infrarrendimiento crónico en la eurozona. Tolerancia cero con los estúpidos (“le gusta que sus consejeros le digan lo que piensan y le rebatan”). Lanzó un programa de EC (Expansión Cuantitativa) a finales de 2013, contra viento y marea. Supo lidiar con la “odisea griega” (siempre fue visto como amigo de los helenos, frente a Schäuble, el ministro alemán al que calificaban de nazi), evitando el “Grexit”. Apostó por un Mecanismo Único de Supervisión (MUS). Tras su mandato, la institución se ha vuelto más independiente, compleja y más valiosa. Un liderazgo creíble y eficaz, con resultados incontestables.
La última reunión del Consejo Europeo en la que participa Draghi como representante del BCE es la de junio de 2019. Recibe de Ángela Merkel y todo el Consejo una larga ovación de agradecimiento.

El libro acaba con la designación de Christine Lagarde, exdirectora del FMI, como su sucesora al frente del BCE. Sin embargo, en febrero de 2021 el presidente de la República Italiana, Sergio Matanella, confía en Mario Draghi para que forme gobierno. Tomó posesión como presidente del consejo de ministros el 13 de febrero. Pasados los primeros 100 días, demostró que había cumplido sus objetivos sanitarios (vacunación) y económicos. En agosto, la Comisión Europea entregó un adelanto de 24.900 M € del fondo de recuperación, un 13% de lo que va a recibir el país transalpino (España, 9.000 M €). En estos diez meses de febrero a diciembre, la “Draghipolitik” ha aprovechado las reglas de la Europa actual a su favor.

Un libro estupendo, que explica casi en tiempo real cómo un líder “salvó el euro” cuando las probabilidades estaban un 90% en contra. Pero lo hizo “whatever it takes”. Mi agradecimiento a Jana Randow, Alessandro Speciale y a Ramón González Ferriz y Marta Valdivieso por la traducción.
De la banda sonora de ‘Il Gattopardo’, una de las novelas favoritas de Mario Draghi, ‘El Leopardo’ (1963) de Nino Rota, basado en su ‘Sinfonia Sopra una Canzone D’Amore’. El leopardo jaspeado (gattopardo) aparece en el escudo de armas del Príncipe de Salina, Don Fabrizio, cuya vida entre 1860 y 1910 narra la obra. Recordemos la famosa frase de Lampedusa: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.