Cambio de planes. Hoy debería estar en Murcia, en la presentación de UCAM HiTech, compartiendo aprendizaje sobre los ecosistemas de innovación, sobre la necesidad de unir fuerzas (para generar megasinergias) la Universidad que aporta conocimientos, las start-ups con su actitud entusiasta y comprometida y las grandes empresas de la región y de nuestro país por su capacidad de gestión y, deseablemente, de Liderazgo (algo muy escaso en España, país nº 43 en Calidad Directiva, imperdonable para una de las 15 mayores economías del mundo). Sin embargo, el miedo vuelve a derrotarnos y esta vez la variante ómicron, más contagiosa y afortunadamente menos letal, impide esta reunión. Así son las cosas y así de mal las gestionamos. ¿Responsabilidad, alimentación sana, ejercicio físico, cariño, alegría de vivir? Los políticos mediocres prefieren decidir por nosotros, confinarnos, asustarnos, entristecernos: El ocaso de una era…
En el AVE de vuelta desde Alicante, he estado leyendo ‘La sociedad de la intolerancia’ de Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, ha sido presidente del CIS y director del instituto de investigación Ortega y Gasset.

El profesor Vallespín comienza el libro con una cita de Hannah Harendt, “Lo nuevo siempre aparece en forma de milagro”. Y recuerda que ante la negativa a la manifestación del 8M de 2020 por la delegación del Gobierno en Madrid, alegando una crisis sanitaria, la ministra Irene Montero declaró que se estaba “demonizando al feminismo”. Estamos en la erosión de la cultura política liberal.
El autor divide esta obra en seis capítulos:
- La nueva (in)comunicación. “La atención es un recurso limitado, así que presta atención a lo que prestas atención” (Howard Rheinglod). Lo que Hobbes llamaba “guerra con las plumas” (complementaria a la guerra con las armas) es hoy la “guerra con los teclados”. La agenda de discusión pública es casi caótica (recordemos los tuits de Trump). Polarización de las redes y trending topics que cada vez duran menos. La vigilancia y manipulación se han vuelto líquidas. Hoy “nombrar es un acto político”. “A pesar de todos sus sesgos, no disparemos al medio; preocupémonos de los contenidos, de lo que fluye a través suyo”.
- Del pluralismo al tribalismo. “El amor, la amistad, el respeto no unen tanto a la gente como el odio común” (Chejov). “La mayoría de las opiniones que nos encontramos en el espacio público aparecen endurecidas, envueltas casi siempre en rígidas categorías morales y/o cargadas de emocionalidad”. Un buen ejemplo es la pandemia. Vallespín cita a Hirschman: nadie pone en riesgo los rasgos de su identidad, y a Adorno. “narcisismo de la opinión”. Vivimos una interconexión entre moralidad y política que recuerda a Max Weber (ética de la comunicación y ética de la responsabilidad).Todo se moraliza (“hipermoral” lo ha llamado Alexander Grau). Moralización + tecnocratización que llevan a la polarización, como “libertad o comunismo” del 4M en la Comunidad de Madrid. El profesor Vallespín elogia el libro de Ezra Klein ‘Por qué nos polarizamos’ (2020): partidismo negativo, en EE UU y en todas las democracias.
- Penalizar al disidente. “Lo que sustituye al argumento es el tabú” (Mark Lilla). ¿No se puede decir en público lo que se lee en privado? Vallespín pone como ejemplo a Heidegger, perdonado por Arendt. Afán inquisitorial, cultura de la cancelación (Woody Allen, Kevin Spacey), sofocante atmósfera. La respuesta liberal, aclara el autor, es no mezclar justicia con libertad.
- El culto de la identidad. “Las luchas por la identidad son lichas sobre ficciones de la realidad. Y algunas veces son luchas con víctimas totalmente reales” (Mithu Sanyal). Esta escritora alemana, hija de hindú y polaca, publicó un libro titulado ‘Identidad’. Como dice Savater, una cosa es tener apéndice (identidad) y otra sufrir de apendicitis. Appiah lo llama “Síndrome de Medusa” (una mirada que te convierte en piedra). Charles Taylor, partiendo de la critica de Hegel a Kant, apela a la “política del reconocimiento: la dignidad va más allá de los derechos de la persona. Es el “insiderism” (Robert Merton). El profesor Vallespín, como un servidor, cree que es mejor abrirnos unos a otros hablando el mismo lenguaje, no encerrarnos en nuestros prejuicios.
- Intolerancia. El autor desea “limpiar el concepto” (Giovanni Sartori). La tolerancia se muestra en acciones, no es indiferencia ni mera aceptación, es voluntaria (si no, no tiene sentido) y no todo es tolerable. La tolerancia contribuye a la paz (John Locke). “Una sociedad tolerante es aquella que se organiza a partir de una igualdad formal de todas las personas con independencia de cuáles sean sus concepciones del bien específicas y frente a las que el Estado mantiene la más estricta neutralidad”. Es la “paradoja de la tolerancia” (Bernard Williams): admitir lo que nos parece objetable. La intolerancia impide el surgimiento de ideas auténticamente emancipadoras. Sin el concepto de tolerancia, el avance democrático y el progreso económico son mucho más difíciles.
- El advenimiento del posliberalismo. “Los individuos siempre tendrán razones para vivir de forma diferente” (John Gray). “La desconfianza, la división, la marginación o la demonización del otro erosionan las bases de la comunicación pública para discutir sobre temas complejos o para buscar el entendimiento”. Hoy se disputa por redefinir los fundamentos normativos. “La cuestión es si hay motivos suficientes para preocuparse”. Él cree que sí, como nos advierten los expertos en la crisis de la democracia. La política se ha adjetivado de emocional y tecnocrática. Parafraseando a Richard Rotty, “cuidemos de la libertad y de la democracia, y la verdad se cuidará por si misma”. Un servidor, con todo respeto hacia las tesis de Fernando Vallespín, cree en la posición de la profesora Imelda Rodríguez en su libro Imagen Política: apostemos por la autenticidad sin tapujos para conquistar y conservar el poder. Hay un nuevo “confusionismo” (Phillipe Cortuff, 2020). “El concepto de libertad moderno promovido por el liberalismo nación de la emancipación de las adscripciones estamentales anteriores y encontró en el individualismo una de sus señas de identidad fundamentales”. Hoy, las ideologías se cruzan con los impulsos identitarios de forma caótica en pleno agotamiento civilizatorio, en plena “sociedad decadente” (Ross Diuthat, 2020), en ‘El final de las ilusiones’ (Andreas Rechwitz, 2019).
Espléndido libro de poco más de 150 páginas, con una bibliografía comentada que merece estudiarse. Una llamada de atención sobre el precipicio al que nos asomamos.

El tema musical de hoy, ‘For the love of a princess’ de James Horner, banda sonora de la película ‘Braveheart’. Podrán quitarnos la vida, pero no nos quitarán la libertad.