Ayer por la tarde fui a los cines Renoir Retiro a ver en versión original ‘Delicioso’ (Délicieux), una bellísima película de Éric Besnard. 1789. En la Francia previa a la Revolución, el chef Pierre Manceron, que ha servido desde siempre al caprichoso duque de Chamford, obtiene la ayuda inesperada de una mujer que quiere aprender el oficio para abrir un “restaurante” (reparar el hambre) por su cuenta.
¿Cuál es el vínculo entre la gastronomía y la política, entendida como el ejercicio del poder (y no los partidos actuales, plagados de mediocres)? Éric Besnard se imagina la creación del primer restaurante y nos ofrece una exquisita reflexión sobre la aristocracia (ayer, de la sangre; hoy, del dinero): sólo los privilegiados tienen buen gusto para disfrutar de la comida), sobre la empleabilidad: preparación, actitud diferencial, compromiso para emprender un proyecto ilusionante, sobre la dignidad humana (“los hombres son capaces de volar”), sobre la valentía que no se consigue desde la soledad sino con un tándem de personalidades complementarias que comparten valores. Todo ello con una cuidadosa fotografía que parece una sucesión de bodegones, naturalezas muertas y paisajes en movimiento, y unos actores y actrices en estado de gracia. Muy pero que muy recomendable.

El primer restaurante de la historia fue creado 64 años antes de lo que cuenta la película. Fue Jean Botin en 1725 y se llamaba “Hostería Botín”; sigue abierto. No está en París sino en Madrid, cerca de la Plaza Mayor. El término “restaurante” lo acuñó Mathurin Roze de Chantoiseau en 1782. El propósito: restaurar la salud con la comida.

El economista francés Thomas Piketty cree que las circunstancias económicas y sociales actuales nos llevan a un momento revolucionario similar a 1789. La aristocracia se negaba a pagar impuestos en la Francia de Versalles y ahora las grandes fortunas, que se han enriquecido considerablemente durante la pandemia, también cuentan con privilegios fiscales. Como he comentado en otras ocasiones, coincido con buena parte del diagnóstico de este colega nacido en Clichy hace 50 años, pero creo que sus soluciones son simplistas y generan más problemas.

Me gusta pensar que la solución a esta cuádruple crisis sanitaria, medioambiental, económica y social está en el Liderazgo. Liderazgo de las ideas, como punto de partida, y Liderazgo de la acción, de los hechos, de los resultados, como el que compartió generosamente Emilio Moraleda ayer sábado en el Programa de Talento Ephos y Deloitte.

La trayectoria profesional de Emilio Moraleda, presidente ejecutivo de Talento Ephos desde hace 9 años y consejero de Clínica Baviera y Reig Jofre, es impresionante. Una década como Director de Recursos Humanos, primero en ABC-Mondadori y después en Glaxo (1979-1985); 23 años en Pfizer: su CEO, tras ser DRH, le convirtió en Director Comercial y de Marketing, De ahí a Director General y CEO (Presidente ejecutivo): durante 15 años superó el presupuesto de ventas y beneficios del país trimestre a trimestre. Posteriormente, Presidente para Europa de los países de alto crecimiento, hasta 2009. Sigue vinculado a su compañía a través de la Fundación como patrono.

Durante 90 minutos, Emilio nos ofreció una clase magistral de Liderazgo por Valores. Los que guían su vida son Resultados. Innovación, Respeto por las personas, Integridad y Talento. Un delicioso equilibrio estratégico (Cuadro de Mando Integral), del Talento a los Resultados, pasando por la Integridad, la Innovación y el Respeto al Cliente. Él lo llama “los cinco grandes”, como los animales que nos gustaría fotografiar en libertad en el África subsahariana.

De las 13 páginas de notas que tomé de la clase magistral de Emilio, te ofrezco algunas reflexiones especialmente valiosas:
- Sin Resultados estás [email protected] (“Your friend is your trend”). Con incentivos mediocres, no esperes resultados brillantes.

- Rodéate de [email protected] mejores. La clave siempre está en la gente, por lo que debemos “mover el banquillo” y no bajar nunca la guardia.

- Innovación permanente. El/la líder debe estimular el proceso innovador, tolerar/fomentar el error, practicar el reconocimiento y el “hambre” frente a la autocomplacencia imperante.

- Integridad. Emilio tuvo que prescindir a lo largo de su trayectoria como CEO de 4 colaboradores directos. Uno, por falta de integridad: la desvinculación fue fulminante. El Liderazgo consiste en visibilizar conductas éticas y no tolerar en absoluto las no éticas. Uno de sus jefes le enseñó que “cuando salgo de casa, imagino que constantemente me están grabando”. “Cuando los que dirigen pierden la verguenza, los que siguen pierden el respeto”.

Emilio nos ha hablado desde su experiencia de la importancia del empoderamiento (¡Delega o Revienta!), del equilibrio de vida personal y profesional, de la cercanía, del poder de la humildad, de la ESG, del futuro (líderes humildes, respetuosos, cercanos). “Cuanto más trabajas el talento, mejor te van los resultados”. ¡Cuánta sabiduría hay en quien, como Emilio Moraleda, practica lo que predica! Mi gratitud a Emilio, al equipo de Talento Ephos y a la veintena de directivos de enorme potencial que están realizando el Programa de Liderazgo.

El tema de hoy, que escuché en Concepto X ayer, de Rigoberta Bandini: ‘Cuando tú nazcas’. Un canto a la maternidad. “Ojalá que puedas abrazar/ la luz de destino”.
Una versión indie del tema de Mocedades (1983), incluido en su álbum ‘La música’.
y que a su vez se basa en el Segundo Movimiento, “Alegretto” de la Séptima Sinfonía de Beethoven (1811-1812), que escuchamos en la película ‘El Discurso del Rey’ (2010).